Drácula, de Bram Stoker

Hoy la reseña que os traigo es sobre un libro que no necesita presentación alguna, todo el mundo lo conoce aunque jamás lo hayan leído. Hoy vengo a hablaros de "Drácula", de Bram Stoker. Todo un clásico del terror que se publicó por primera vez en el año 1897, ¡ahí es nada!.

Hace unos meses vi un directo en Instagram de Javier Pérez Campos que recomendaba la edición ilustrada que Alma Editorial hizo de este clásico. Me gustó tanto la portada que esa misma edición ha acabado teniendo un huequito en mi estantería.

El libro está compuesto de los diarios y cartas que escriben los protagonistas de esta historia en orden cronológico, hablando de todo lo referente al conde Drácula y su plan para eliminarlo. Por lo que, aunque el protagonista es Drácula... realmente no vivimos la trama desde la perspectiva del vampiro en ningún momento.

La historia comienza cuando el joven Jonathan Harker, un abogado de una compañía de bienes raíces en Londres, es enviado por su jefe hasta Transilvania para ayudar en los asuntos legales que debe llevar a cabo un cliente tan extraño como rico, que necesita comprar varias casas antes de viajar hasta Londres. Por lo que Jonathan debe llegar al castillo de este cliente, que se sitúa en los desfiladeros del Borgo, la entrada a los Cárpatos.

Mientras tanto, en Londres lo espera Mina Murray, la prometida de Jonathan. Ella decide esperarle en Whitby, en casa de su amiga Lucy Westenra. A través de las cartas y diarios de ambas conoceremos la llegada de Drácula a Inglaterra.

Desde la llegada de Drácula al puerto de Whitby (precisamente), irán ocurriendo cosas que harán que entren en acción dos doctores: el Dr John Seward y Abraham Van Helsing. El Dr Seward es un pretendiente de Lucy, por lo que cuando Lucy desarrolla una extraña enfermedad busca la mejor manera de ayudarla... y se le ocurre llamar a su antiguo profesor, Van Helsing, ya que tiene fama de curar enfermedades raras.

Más adelante aparecerán tres personajes importantes en la historia: Arthur Holmwood, Quincey Morris y Renfield. De los que no voy a contaros nada 🤐 así si os leéis el libro os sorprenderán cositas.

Me ha gustado mucho la forma sutil pero certera que tiene el autor de ir introduciendo en la historia los poderes y misterios que rodean la figura del vampiro. Le da tanto realismo que ni siquiera me he planteado mientras leía que esto pueda ser ficción. Creo que no se deja en el tintero ninguno de los mitos y leyendas del vampirismo. Además, las descripciones de los lugares y paisajes son súper detalladas.

Por ponerle una pega, lo que no me acaba de gustar es que casi todo el tiempo hablan de Dios y se basan en la religión para vencer la amenaza de Drácula y eso me aburre un poco. No me sorprende que utilicen la cruz para protegerse, pero además siempre están rezando y encomendándose a Dios. Aunque entiendo que en la época en la que se mueven los personajes todo el mundo era mucho más religioso que en la actualidad. Y encima yo soy agnóstica 😅,por eso me chirría un poco.

Obviando el tema religioso, por todo lo demás me ha gustado mucho este libro. Me ha parecido fascinante y un imprescindible para todos los amantes del género vampírico y de terror. Si te gustan ese tipo de historias no te puedes perder a Drácula.

Mi puntuación ⤵

★★★★

Si quieres comprarlo, puedes hacerlo aquí

Sinopsis

Las de Bram Stoker y Jonathan Harker fueron vidas paralelas. Stoker era el secretario particular de Henry Irving, un reputado actor shakespeariano y propietario del Lyceum Theatre de Londres; Harker, el del enigmático conde Drácula, quien lo convocó a su castillo de Transilvania para negociar la adquisición de una mansión en Londres. No es casual que el personaje de Drácula se inspire en las facciones e idiosincracia de Irving, ni que Stoker hiciese una lectura pública en el Lyceum Theatre días antes de su edición.

Drácula es la novela vampírica por antonomasia. En ella se concitan los grandes ejes temáticos del subgénero: la lucha entre el bien y el mal y la sexualidad del vampiro, con una estética victoriana y un despliegue estilístico abrumador. Todo ello la convierte en un clásico incontestable e imperecedero.

"No necesitamos pruebas. ¡No pedimos a nadie que nos crea!"